Aprender a dormir bien- claves para eliminar el insomnio de nuestra vida (Parte II)

   1- Dormir es la consecuencia de un proceso. Es decir, diferentes elementos concretos deben interactuar entre sí para que pueda suceder. Así, por ejemplo, si cuando llega la noche y estamos cansados después de haber realizado todas las tareas del día, el cuerpo (Entre otras actividades) empieza a segregar la hormona melatonina, nos acostamos en nuestra cómoda cama en una habitación que posee una temperatura agradable, y apagamos la luz, estará sucediendo un proceso que probablemente nos lleve a dormir.

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   Sin embargo, a veces no podemos conciliar el sueño, no dormimos tanto como esperábamos o por la mañana nos sentimos todavía cansados.

    Para saber cómo podemos solucionar este problema, será fundamental conocer todos los elementos implicados y qué cambios podemos producir en el proceso para obtener un resultado diferente.

    2- Elementos clave en el proceso de dormir. 

    Hay varios elementos clave en este proceso, siendo los indicados a continuación algunos de los más importantes:

    A- El contexto: se refiere a elementos como la temperatura de la habitación o el colchón que empleamos. Controlar, en la medida de lo posible, el contexto es importante, ya que tener frío o calor, que las sábanas sean incómodas o que el colchón esté deteriorado o no se adapte bien a nuestro cuerpo son condiciones que pueden provocarnos sensaciones o dolores que nos dificulten el quedarnos dormidos.

    B- El alimento que ingerimos antes de dormir: Comer alimentos estimulantes (Como el café o el chocolate negro), muy energéticos (Como los cereales o la pasta), muy grasos (Como la carne roja), o ingerir demasiados o muy cerca de la hora de acostarnos son elementos que dificultan la conciliación del sueño.

    C- El estado físico: La falta de ejercicio, la mala alimentación o tener hábitos poco saludables puede llevarnos a tener la sensación, al despertarnos, de que no estamos plenamente recuperados. Pero este cansancio puede ocurrir no porque tengamos un problema real para dormir, sino porque físicamente estamos debilitados. Además, si nuestra salud no es buena, podemos tener dolores o a algún tipo de malestar derivado de esta, y que nos dificulte conciliar el sueño.

   D- El orden: Acostarse cada día a una hora diferente, dormir siestas cuando nos sentimos cansados o permanecer mucho tiempo en cama cuando estamos desvelados pueden dificultar la aparición del sueño durante las horas que tenemos asignadas para ello.

   El cuerpo tiene una serie de necesidades, como comer o dormir, y está programado para satisfacerlas en ciertos momentos del día. Es como un reloj que activa cada alarma (Hambre, sueño…) a una hora determinada. Sin embargo, podemos cambiar o modular estos ritmos corporales, es decir, en función de nuestros intereses o deseos podemos conseguir que, por ejemplo, la hora de tener hambre se adelante o se atrase.

   Imaginemos que estamos acostumbrados a comer a las 2 de la tarde, pero acabamos de conseguir un trabajo que nos obligará a retrasar esa hora hasta las 4. Para solucionar el problema posiblemente llegará con que aguantemos el hambre, que seguramente aparecerá a las 2, durante unos días para que nuestro cuerpo capte el mensaje de que ahora ya no nos interesa comer a esa hora, y empiece a darnos sensación de hambre un poco más tarde.

   Respecto al sueño, si cada día somos inconstantes a la hora de irnos a dormir, nuestro cuerpo no sabrá a qué hora debe activar el protocolo del sueño, con lo que será más difícil que nos quedemos dormidos cuando queremos.

    Lo mismo ocurrirá si echamos siestas de vez en cuando o utilizamos la cama para realizar otras actividades o simplemente permanecemos en ella mucho tiempo cuando estamos desvelados. Entonces, nuestro cuerpo recibirá información que le llevará a no tener tan claro cuándo queremos dormir y cuándo estar despiertos.

  Ordenar nuestro ciclo de sueño- vigilia será fundamental cuando el desorden es uno de los elementos clave en el problema, así como manejar ciertas dificultades (No tener sueño a la hora asignada para dormir, tener sueño por la mañana o en algunos momentos del día…) que puedan aparecer durante el proceso de cambio.

   E- El afrontamiento de las preocupaciones diarias: Con frecuencia, en nuestra cultura empleamos voluntariamente nuestro pensamiento como analgésico emocional para encontrar hipotéticas soluciones a nuestros problemas y así tranquilizarnos.

   Sin embargo, si el problema persiste, con el tiempo el pensamiento tenderá a reaparecer de forma espontánea y con cierta intensidad, porque se habrá convertido en un hábito. Y si además hemos utilizado este recurso de forma desordenada o nos hemos permitido pensar en nuestro problema en cualquier momento, aumentarán las probabilidades de que el piloto automático se active, por ejemplo a la hora de dormir, dificultándonos de este modo el tener en ese instante la mente despejada y así quedarnos dormidos.

   Por lo tanto, habitualmente no será tener un problema (Familiar, laboral…) lo que nos impedirá dormir bien, sino el cómo lo afrontemos mentalmente.

   F- El significado que le damos a nuestra capacidad para dormir.

   Tendemos a creer que tener un sueño regular es lo normal. Es decir, que debemos dormir todos los días 7 u 8 horas del tirón.

   Sin embargo, el sueño es un recurso muy flexible. La razón es que para sobrevivir hemos tenido que adaptarnos a un mundo intrínsecamente muy cambiante. Durante la mayor parte de nuestra evolución, hemos estado en permanente contacto con depredadores y otro tipo de peligros o problemas, como la cría de nuestra descendencia, y que podían aparecer repentinamente y ante los cuales debíamos reaccionar rápidamente y de forma eficaz. Por esta razón, era importante que nuestro sueño fuera flexible, es decir, que pudiéramos permitirnos no dormir a veces o interrumpir súbitamente el sueño si las circunstancias lo requerían. Y sobrevivieron aquellos que lograron esta capacidad, la cual hemos heredado.

   Desde un punto de vista histórico, hace poco tiempo que nuestras circunstancias se han vuelto, en general, más estables. Es decir, la civilización ha traído más orden, más monotonía. Y con ello, procesos como el sueño tienden a funcionar de forma más regular. No obstante, esto no significa que haya perdido su flexibilidad natural, la cual nos permite, por ejemplo, dormir menos horas durante varios días si queremos dedicarle en ese momento más tiempo a otras actividades, sin que eso sea un problema para nuestro organismo.

   En relación a esto, la mayor parte de las veces el verdadero problema surge cuando consideramos esta irregularidad como algo negativo, etiquetándolo como insomnio, significado que de por sí puede llevarnos, por un lado, a que nos cueste más conciliar el sueño, y por otro, a poner en acción soluciones que con el tiempo, conviertan a este hecho en un verdadero problema.

   3- En realidad, no se trata de aprender a dormir bien, ya que esto es algo que nuestro cuerpo hace de forma natural, sino de saber cómo influir de forma positiva en el proceso, o en muchos casos, no influir de forma negativa en el mismo.

   Asimismo, todos podemos hacer un viaje de descubrimiento acerca de quiénes somos, y resolver cuestiones tales como bajo qué condiciones conciliamos mejor el sueño, si podemos a veces levantarnos más temprano de lo que lo hacemos normalmente sin que esto se convierta en un problema, o cuántas horas necesitamos realmente dormir para recuperarnos completamente.

 

 

 

 

 

 

 

Aprender a dormir bien – Claves para eliminar el insomnio de nuestra vida (Parte I).

     El insomnio es una falta anormal de sueño o la dificultad para conciliarlo, y se puede convertir en un problema cuando impide recuperarnos del desgaste corporal de cada día.

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    1- Para entender qué es el insomnio y cómo solucionarlo, primero debemos comprender la diferencia entre 3 factores clave de este problema: el elemento concreto, el proceso y el resultado del proceso.

   Imaginemos que queremos llevar en un camión comida para alimentar a la población de una ciudad.

   El elemento concreto: en esta situación, el camión, o más bien las partes que lo forman, son los elementos concretos (Son concretos porque podemos verlos o manipularlos). Asimismo, los alimentos, el transportista o la carretera también son elementos concretos.

   El proceso: Para llevar el alimento a la ciudad, los elementos concretos deben relacionarse unos con otros. A esta interacción se le llama proceso. El camión moviéndose sobre la carretera o el transportista conduciéndolo en una dirección son algunas de las interacciones necesarias para lograr el resultado deseado.

   El resultado del proceso: en esta escena, el resultado del proceso será el abastecimiento de la población.

   Ahora, supongamos que el camión no llega a la ciudad el día fijado, ni en los sucesivos. Si esto sucediera, la población tendría un problema: empezaría a tener hambre.

   ¿Cómo solucionamos este problema?

   En la vida real, existen muchas causas potenciales que podrían explicar este problema, desde una avería del camión hasta el robo de los alimentos por parte de unos asaltantes.

   Sea cual fuere la causa, si queremos solucionarlo debemos tocar alguno de los elementos concretos que forman parte de la situación, o alguna de las interacciones que se dan entre ellos, para así lograr un resultado diferente.

   En otras palabras, el resultado cambiará si conseguimos que alguno o varios de los elementos concretos se comporten de forma diferente durante el proceso.

   Así, si el motor del camión se ha averiado, debemos cambiar o arreglar las piezas estropeadas para que vuelva a funcionar, o si unos atracadores han robado la carga, tendremos que llamar a las autoridades para que la recuperen. De esta forma, el resultado del proceso podrá ser diferente y el problema se solucionará.

   2- La vida está llena de elementos concretos que se relacionan entre sí y generan resultados específicos. Dormir es una de esos resultados. Y ocurre cuando determinados elementos concretos interactúan entre sí.

   La hormona melatonina segregada por el cuerpo, la cama en la que nos acostamos o la temperatura de la habitación son algunos de los elementos implicados en este proceso, y junto a otros muchos, deben interactuar entre sí de determinadas formas para que se dé el resultado de dormirse.

   Cuando falta alguno de estos elementos o alguna de las interacciones necesarias entre ellos, o cuando están presentes otros elementos, el resultado es diferente. Por lo tanto, si en el pasado hemos tenido insomnio, la solución pasará por añadir o cambiar alguno de los elementos implicados en el proceso, o la interacción que se haya dado entre ellos.

   3- Entender la diferencia entre estos 3 factores es fundamental, ya que con frecuencia es más sencillo percibir los efectos o el resultado de un proceso que los elementos que lo han originado, y cuando esto sucede, afrontamos las situaciones problemáticas de forma diferente, y generalmente, inadecuada.

   Así, por ejemplo, nos resulta más sencillo percibir una nota musical que los elementos concretos que al interactuar entre sí generan ese sonido (Partículas en el aire moviéndose a cierta velocidad y golpeando con más o menos fuerza el tímpano…), o notar un dolor de espalda que captar el proceso que lo ha originado (sentarse en una postura incorrecta, o en una silla incómoda o durante demasiadas horas seguidas…).

   Confundir el proceso con el resultado puede llevarnos a abordar de forma incorrecta el problema, como cuando optamos por medicarnos para eliminar un dolor de espalda que en realidad no está originado por una enfermedad, sino por otros elementos, y optemos así por tomar pastillas en lugar de cambiar la postura corporal al sentarnos, comprar una silla más apropiada para nuestro cuerpo, fortalecer con ejercicio los músculos de la zona dolorida o hacer más descansos durante la jornada para estirar las piernas.

   Asimismo, la situación se complicará si, además de confundir el proceso con el resultado del proceso, no captamos que la solución aplicada es inapropiada. En algunas situaciones este error lo percibimos claramente, como cuando un entrenador deportivo trata de mejorar los resultados de su equipo no tocando directamente el marcador en cada partido, sino fichando jugadores o enseñándoles estrategias con las que afrontar cada encuentro. Sin embargo, en otras ocasiones nos resulta más complicado ver que no funciona la solución aplicada, como en el caso del dolor de espalda.

   4- El origen de los problemas para dormir.

   El insomnio puede tener varias causas u orígenes. Estos son los más frecuentes:

   Origen médico: son aquellos problemas que se producen por un mal funcionamiento de alguna de las partes del organismo.

   Origen psicológico: el problema tiene como causa algún tipo de decisión o de comportamiento de la propia persona afectada.

   Origen social: son aquellos problemas producidos por el comportamiento o las decisiones de otras personas.

   Imaginemos que vamos conduciendo nuestro camión y de pronto se pincha una rueda o se rompe la correa de distribución y el vehículo no puede continuar moviéndose y por lo tanto, no podemos llevar el alimento a la ciudad para abastecer a la población.

   Básicamente, en este caso diríamos que el problema es de origen médico.

   Ahora bien, imaginemos que el conductor no ha estudiado la ruta y se pierde. Entonces, el problema es de origen psicológico, ya que lo más probable es que si se cambia este hecho (Y el conductor aprende la ruta) el problema desaparezca. Sin embargo, si el transportista va conduciendo muy rápido y tiene un accidente, el problema que empezó siendo psicológico (Por la decisión del conductor de ir muy rápido) será ahora, debido a los daños en el vehículo, fundamentalmente médico, o no se podrá solucionar mientras no se repare el camión.

   Y si por ejemplo, el pinchazo de la rueda se debe a que unos delincuentes han puesto en el asfalto clavos para provocarlo y así detener al camión, estaremos hablando más de un problema social que médico, aunque ambos elementos estén presentes y se deba intervenir sobre ambos.

   5- Solucionar el problema del insomnio.

   Determinar el origen o el tipo de problema (Psicológico, médico, social…) no siempre es sencillo, debido a que en ocasiones los diferentes componentes del mismo se entremezclan de forma engorrosa, pero es un trabajo fundamental ya que, por ejemplo, de nada servirá arreglar el pinchazo en la rueda si una y otra vez los asaltantes colocan clavos en el asfalto.

   En muchos casos, el origen del insomnio es psicológico. Es decir, la persona afectada puede ella misma cambiar alguno de los elementos presentes, o alguna de las interacciones que entre ellos se producen, para solucionar el problema.

   Por ello, es fundamental comprender que, si queremos eliminar el problema, debemos captar estos elementos y sus interacciones y saber qué podemos cambiar en el proceso para obtener el resultado deseado.